
La simple belleza de un color
Plotino hereda de la tradición griega la idea de que lo bello consiste ante todo en proporción y sabe que esta nace de la relación armónica entre las distintas partes de un todo. Puesto que la tradición griega afirmaba que la belleza no es sólo simetría sino también color , se pregunta cómo era posible tener una belleza que podía manifestarse en una simple sensación cromática. En sus Enéadas (I,6) Plotino se pregunta cómo es posible que consideremos bellos los colores y la luz del sol, o el resplandor de los astros nocturnos, que son simples y no obtienen su belleza de la simetría de las partes. La respuesta a la que se llega es que “la simple belleza de un color viene dada por una forma que domina la oscuridad de la materia, por la presencia incorpórea que no es más que razón e idea”.
(Extracto de Historia de la Belleza, Umberto Eco, editorial Lumen)